Que nuestro tiempo es probablemente nuestro bien más preciado es algo sabido, aunque poco practicado, ya sea por pereza o por las imposiciones de la vida diaria. Disponer de él libremente pasa por ser conscientes de su paso, pero también por celebrar cada instante transcurrido, por una actitud de compromiso con uno mismo y el entorno. En este sentido, el verano es una época propicia para romper con lo cotidiano. En su lugar, nos decantaremos por viajar al extranjero, unas semanas en la playa o una escapada a la montaña. Eso sí, debemos tener claro que nuestro bienestar pasa por el respeto a la ciudad, al mar o a la naturaleza, vayamos donde vayamos.
De esta manera, 2017 fue designado por las Naciones Unidas como Año Internacional del Turismo Sostenible para el desarrollo. Un nombramiento que surge de una preocupación: diseñar estrategias para que el impacto de los viajeros sobre la naturaleza y la población local no sea perjudicial.
Y es que, según la Organización Mundial del Turismo (OMT) el Turismo Sostenible es aquel “que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”. En definitiva, un turismo solidario con el medio ambiente y la cultura, sin renunciar a mejorar la economía de la comunidad anfitriona.
Con todo, son muchas las iniciativas privadas que se suman a la causa, ya sea difundiendo los valores del buen visitante, ya sea financiando proyectos que protejan los recursos naturales. Entre ellas se encuentra LASWOOD, una marca de referencia en relojes de pulsera, antialérgicos y fabricados en madera de ébano y arce. Se trata, además, de una compañía decidida a fomentar la moda ecológica: aúna el cuidado de nuestro propio tiempo con el de la naturaleza, empleando materiales que crean vinculación con el medio ambiente.
Asimismo, por cada reloj vendido, LASWOOD destina un euro al programa de plantación de árboles de Reforesta, por un lado. Por otro, colabora con esta misma asociación mediante tarjetas “Plantarás un árbol”, ofrecidas a sus clientes.
No obstante, la protección de nuestro entorno no se limita al compromiso institucional y empresarial, sino que es una responsabilidad a asumir por los ciudadanos. Para ello, durante el presente curso se han publicado un gran número de decálogos sobre cómo practicar turismo sostenible. A continuación, sugerimos algunas indicaciones.
En primer lugar, es recomendable abandonar los típicos comportamientos y escenarios del turista. Por el contrario, conviene sumergirse en la cultura local, encontrarse con sus gentes, disfrutar sus fiestas y alimentarse con su gastronomía. Dado que el viajero siempre está de paso, la mejor forma de involucrarse es invertir algo de dinero en aquellas expresiones artísticas y tradiciones que más genuinas nos parezcan.
Por último, en lo que a la naturaleza respecta, siempre hay que tratar de reducir al mínimo los residuos y evitar la contaminación. También, como visitantes, es una buena idea recabar información acerca de aquellos ecosistemas que transitaremos. De esta manera, respetaremos las especies protegidas, tanto de plantas como de animales.